Tratando un corazón quebrado
"Fuerte fue su corazón que escuchó la voz de Dios cuando la llamó la primera vez a través de los mares" ... Esta es la primera línea de la canción cantada durante la fiesta dedicada Filipina, pero realmente no refleja cómo ese corazón se hizo tan fuerte, muchos años antes de la llamada “a través de los mares ". El corazón de Filipina profesó su amor y servicio en su familia, su vecindario, su comunidad de Ste. Marie antes que llegara la llamada para partir al Nuevo Mundo. Su vida con la comunidad, en su amada montaña, le enseñó el amor y después, los acontecimientos de la Revolución que tuvieron lugar en muchas lugares, le exigieron partir, bajar de la montaña.
Hay muchas maneras de tratar un corazón quebrado; la manera en la que lo hizo Filipina fue ponerlo al servicio del amor. Ella pudo haber abandonado su montaña y su comunidad, pero no dejó su compromiso de servir como lo hizo Jesús. Procuraba ropa a los pobres, comida a los hambrientos, un lugar donde encontrar refugio y esperanza a los que tenían miedo. Cuidaba a los pobres, a los niños, a los enfermos y, mientras lo hacía, su corazón quebrado se hacía más fuerte, más compasivo, abierto, alejado de lo que tanto anhelaba, de todo lo que los que la amaban anhelaban para ella. La voz de Dios la llamó y la convirtió en sierva de todos mucho antes de que ella sintiera la urgencia de venir al Nuevo Mundo.
El Nuevo Mundo habría puesto a prueba su amor descubriendo que su corazón, incluso cuando se quebranta de nuevo, se completa al amar más profundamente, más ampliamente, en silencio, en oración, en pequeñas acciones de la vida cotidiana. Su vida nos pide que reflexionemos sobre lo que hacemos cuando sentimos que nuestros corazones se quiebran. ¿Estamos tan seguros de que nuestro Dios es el Amor quebrado, vacío, de que nosotros también nos hemos propuesto arreglar nuestros pequeños espejos de ese Corazón, a través del servicio, de la compasión, del interés por el otro, del reconocimiento de la humanidad común de todos los seres humanos?
Bonnie Kearney, RSCJ, Provincia de los Estados Unidos – Canada