Mujer de corazón global
Veo en Filipina Duchesne un modelo especialmente inspirador para nuestro mundo del siglo XXI porque ella tenía un corazón “global”.
Un corazón global cambia el foco de interés y compasión del “yo” al “nosotros”, y de ahí al “todos nosotros”. Este proceso describe el desarrollo de la conciencia y la compasión en círculos expansivos. El círculo de mi “prójimo” va abarcando un número cada vez mayor de personas con las que puedo sentir verdadera empatía. Un corazón global es como una carpa amplia e incluyente, y tiene límites porosos.
Filipina Duchesne estuvo expandiendo constantemente las fronteras de su corazón. Como niña, anhelaba acercarse a los pobres de Grenoble; como adolescente y religiosa joven, soñó con trabajar con los pueblos nativos cruzando el océano; como anciana, todavía deseaba viajar a las Montañas Rocallosas y más allá, ¡incluso China! Filipina cruzó valientemente fronteras que no eran solo geográficas y políticas; cruzó fronteras de clase social, lenguaje, cultura y costumbres. Su círculo de compasión era tan ancho como el mundo. Su deseo más profundo era llevar el amor de Dios, al que había llegado a conocer tan íntimamente, a aquellos que lo necesitaban más en el mundo. Filipina tenía un Corazón Global.
¿Y nosotros? ¿Qué tan ancha es la carpa de nuestra inclusión? ¿Qué tan amplio es el círculo de nuestra compasión? ¿Qué tan porosas son las fronteras de nuestros corazones? ¿Por quiénes sentimos dolor? Si la respuesta es demasiado pequeña o local, puede ayudarnos recordar cómo fue que el corazón de Filipina se hizo global. ¿Cómo? Ella abrió su corazón. Pasó tiempos largos permitiendo que el amor de Dios, a través de Jesús, la llenara y la transformara. Así, el corazón de Filipina fue revelando cada vez con más transparencia el de Jesús. Y como el Suyo, su corazón abarcó el mundo.
Maureen Glavin, RSCJ, Provincia de los Estados Unidos - CanadaImagen: Microsoft clipart